
Integrantes:
Diana García Melisa Hernández
Grado:
1er Semestre
Grupo:
102
Materia:
Informática
Profesora:
Verónica Mendez Ibañez
Índice
Introducción
La diversidad cultural de México
Comida y Cultura
Diversidad Cultural y Social
Un país de contrastes
Diversidad Cultural y Geográfica de México
Introducción:
La sociedad mexicana es un complejo universo en el que diversos factores de entretejen para organizar la vida en común.Ese conjunto de relaciones responde a un doble contexto: el medio natural y los principios legales que han regido al país en cada momento histórico. A lo largo de la historia de México, desde el fin de las costumbres nómadas hasta el siglo XXI, la población del territorio se ha agrupado para convivir y relacionarse de acuerdo a leyes comunes.En el Curso de su desarrollo, México ha sido un país pluricultural.Las primeras civilizaciones pretendían reunir a varios integrantes para garantizar la supervivencia de un grupo que, cuanto más grande, sería más sólido y podría defenderse de clanes contrarios a sus intereses. Integradas como entidades consistentes, las culturas precolombinas dependían de una estricta jerarquía de los actores sociales con funciones definidas. Estas primeras sociedades, agricolas y cazadoras, delimitaban las tareas para garantizar el óptimo desarrollo y la persistencia de la comunidad.
LA DIVERSIDAD CULTURAL DE MÉXICO
La
principal consecuencia de la Conquista de México consumada por los
españoles en 1521 fue el mestizaje. Esta mezcla se dio en muy diversos
aspectos: desde el más evidente del mestizaje racial, hasta muchas variantes
del que podríamos llamar mestizaje cultural, de manera particular el que se
refiere a las cocinas. En esta materia alimenticia no hubo conquista sino
unión, matrimonio, suma y multiplicación.
Para comprender los alcances del mestizaje
gastronómico hay que tener presente que cada uno de los dos elementos
fundamentales —el indígena y el español— en realidad era un cúmulo de
conocimiento más allá de lo azteca y lo íbero. La cocina española trajo a
México buena parte de las tradiciones culinarias europeas, con una importante
dosis de hábitos provenientes del norte de África; hay que recordar que apenas
30 años antes de la conquista de México, España a su vez había concluido ocho
siglos de permanencia árabe o mora en su ámbito peninsular.
Por su parte, el territorio que hoy conocemos como México cobijaba a muy
diversos grupos indígenas perfectamente diferenciados entre sí, no sólo por sus
variados elementos culturales, como son el atuendo tradicional, la vivienda,
las costumbres religiosas o la cocina, sino por algo más tajante y evidente: el
idioma.
Cabe recordar que, a finales del siglo xx,
nuestro país sigue siendo uno de los principales del planeta por lo que se
refiere a su diversidad cultural indígena. Cuando una cultura se empieza a
perder o diluir, lo primero que comienza a desaparecer es la lengua propia; por
ello, la permanencia del idioma autóctono es el mejor indicador de la
sobre vivencia cultural de un pueblo, con sus rasgos originales. Pues bien: a
dos años del cambio del milenio, la India es el principal país del mundo por
cuanto al número de sus idiomas indígenas vivos, con la cifra de 72 (sin
considerar las variantes dialectales). México está en segundo lugar en el orbe
con 62 idiomas, en pleno 1998. Para sopesar la importancia de esa posición
nuestra, conviene anotar que China tiene el tercer lugar con 48 lenguas y la
que fue la Unión Soviética tenía el cuarto lugar con 35. Todas estas cifras no
son meras disertaciones lingüísticas; reflejan algo más trascendente, como es
la supervivencia pasmosa de cultura ancestral; en el caso mexicano, la mayoría
de las culturas indígenas son de muchos siglos de antigüedad, algunas hasta de
milenios.
Lo anterior quiere decir que México es una
potencia mundial en materia de culturas populares y una de las manifestaciones
más importantes de la cultura es la cocina de los pueblos.
Nuestra diversidad cultural, pluriétnica, no
podría ser un fenómeno repentino: es el desenlace actual de nuestra historia
antigua. Aunque no es posible precisar alguna cifra de manera corroborada, se
puede afirmar que en aquellos años de la conquista de Tenochtitlan, de seguro
había en México más de cien grupos étnicos diferenciados; naciones indias, les
llamaban entonces. Cada etnia tenía sus propias costumbres gastronómicas, si
bien con algunos patrones o troncos comunes que eran —y siguen siendo— el maíz
, frijol y el chile. El mestizaje gastronómico se inicia en
1521 con la caída de la ciudad de México a manos de los españoles y va
desarrollándose después a lo largo de tres siglos, a la par que avanzan las
fuerzas militares y religiosas de los conquistadores hacia el sur, el occidente
y el norte de esta metrópolis. Hay que recordar que, ya entrado el siglo XVIII,
apenas se lograba la conquista, allá por lo rumbos de Sonora y California.
Cocina y cultura
Comer es el acto
biológico; cocinar es un acto cultural. La cocina es cultura. La cultura no es
el atesoramiento de libros en los estantes de las bibliotecas y en los cerebros
de los sabios. No solamente. La cultura popular se integra de diversas maneras
y con muy diferentes elementos. Es la forma de ser de los pueblos. La
gastronomía es una de las manifestaciones culturales más importantes del ser
humano y dentro de dicho término no debe entenderse sólo a la llamada
"alta cocina", sino a todas las expresiones culinarias de las
diversas regiones y estractos sociales, incluidas en la cocina indígena.
Alrededor de este asunto, es pertinente
recordar el título de un libro del clásico francés decimonónico Honorato de
Balzac: Dime lo que comes y te diré quién eres. El
término "culturas populares" hace alusión a procesos, por lo general
colectivos, que crean y recrean tradiciones. Tal es el caso de las cocinas de
México. La alimentación de los pueblos merece la más alta
consideración y respeto. No es sólo el sustento material de las personas; de
alguna manera es, también, un sustento del espíritu.
NUESTRA DIVERSIDAD CULTURAL Y SOCIAL
La población de nuestro país es muy diversa
en cuanto a sus manifestaciones culturales y a la sociedad en que se
desarrollan; con todo, compartimos una misma historia, formamos un Estado y
aspiramos a vivir en un país que sea cada día mejor, a pesar de las diferencias
que nos distinguen unos de otros.
La población de nuestro país es el resultado
del mestizaje que se inició en el siglo XVI, con la unión biológica y cultural
de varios grupos humanos: las culturas indígenas que habitaban lo que hoy
constituye nuestro territorio nacional, y las culturas de los europeos y de los
esclavos traídos de África.
De esta unión biológica y cultural se originó
una sociedad con una identidad diferente, con nuevas formas de interpretar la
vida, nuevos usos y funciones que abrieron paso a otros horizontes. Con el paso
del tiempo esta sociedad se fue acrecentando y dio origen a una nueva unidad de
la población al sujetarse a un mismo gobierno, al desarrollar una economía
propia y al compartir la misma religión y lengua.
Sin embargo, dada la gran extensión de
nuestro país, la sociedad en cada región fue adquiriendo características
propias. Esto se vio acentuado por el predominio de la influencia de los grupos
de origen que conformaron tales sociedades.
Hoy en día en nuestro país la mayoría de la
población es mestiza, aunque hay regiones del país en que la población presenta
características marcadamente europeas, indígenas o negroides, además de las de
otros grupos que a lo largo del tiempo han venido a establecerse en nuestro
territorio.
El constante intercambio cultural entre la
variada población permitió que nuestro lenguaje, arte, costumbres y tradiciones
se enriquecieran, dando origen a manifestaciones culturales muy propias de
nuestro país que hoy en día forman parte de la riqueza y diversidad de la
cultura mexicana.
UN PAÍS DE CONTRASTES
México es un país grande y generoso. Por su
ubicación geográfica incorpora algunas de las características que distinguen a
los paisajes norteños templados, pero se encuentra salpicada de elementos
típicos del trópico. Y es en estos paisajes en donde vivimos los mexicanos y en
los que construimos nuestra historia.
Dadas las condiciones geográficas y nuestro
reciente pasado histórico, hemos tenido que realizar diferentes actividades
para impulsar nuestra economía, y como consecuencia de ello, se han generado
diferentes niveles de desarrollo que se manifiestan en las condiciones de vida de
la población.
Durante la época colonial se fueron
desarrollando en torno a los centros de población diferentes actividades
económicas, principalmente las del llamado sector primario, como la minería, la
agricultura y la ganadería, que determinaron en gran medida el predominio las
localidades de tipo rural en todo el país, principalmente en el sur; la
población urbana se concentró en ciudades como México, Guadalajara, Monterrey y
Puebla.
Con el paso del tiempo, a las actividades
económicas de la población se incorporaron las de tipo industrial, o del sector
secundario, destacando la de los hilados y textiles, que impulsaron el
desarrollo de otros centros urbanos en el norte y centro del país, en las
costas del Golfo de México y en la península de Yucatán. Otros tipos de
industrias que favorecieron este desarrollo urbano lo fueron la petrolera, la
eléctrica, así como la ferroviaria; no obstante este desarrollo, la mayor parte
de la población seguía siendo rural.
A partir de la cuarta década del siglo XX la
industrialización del país se aceleró y como consecuencia de ello el sector
terciario, en el que se incluyen el comercio, los transportes y los servicios
de administración, tuvo un notable crecimiento, principalmente en los centros
urbanos. A pesar de esto, la mayoría de la población continuaba viviendo en
zonas rurales, aunque se incrementó notablemente la migración del campo a las
ciudades.
Es así como el país fue adquiriendo
diferentes perfiles tanto poblacionales como ocupacionales. El sector primario
en el norte y centro del país, dadas las condiciones geográficas de la región,
se fue tecnificando; mientras que en el sur, al contar con mejores condiciones
climáticas, se mantuvieron las técnicas tradicionales de cultivo. Por su parte,
el sector secundario se desarrolló principalmente en Nuevo León, el estado de
México, Jalisco, Puebla y el Distrito Federal, al mismo tiempo que el terciario
se expandía en los principales centros urbanos y turísticos del país.
A diferencia del sector primario, los otros
sectores de la economía requieren de una mayor variedad de servicios, como
energía eléctrica, agua potable, así como de cierta capacitación para el
trabajo; por lo que los centros de población en los que se encuentran o bien
los que se desarrollan alrededor de ellos, tienen mayores facilidades de contar
con estos servicios.
Es por lo anterior que nuestro país muestra
marcadas diferencias y contrastes regionales, pues las inversiones privadas y
públicas se han enfocado a aquellas zonas en las que hay una mayor posibilidad
de impulsar los sectores industriales y de comercio, transporte y servicios, a
diferencia de las zonas de nuestras serranías y regiones tropicales, las cuales
no cuentan con los servicios públicos que dichos sectores requieren.
El lograr un mayor beneficio social para la
población, independientemente del sector productivo en que se desarrolle, es y
debe ser una de las actividades fundamentales del Estado, para que se logre una
verdadera satisfacción de los derechos sociales que, incluyen el derecho a la
educación, a la propiedad, a condiciones justas de trabajo y a la salud.
Obtenerlo no es una tarea sencilla, pues depende de las condiciones y
características de cada región, como el aprovechamiento racional de sus
recursos naturales, de la disponibilidad de dinero para invertir en obras y
servicios, así como la de las modernas tecnologías aplicadas en las actividades
productivas.
La satisfacción de los derechos sociales es
uno de los principales motivos que ha llevado a algunos sectores de la población
a dejar su lugar de origen.
Excelente Vanessa y Melisa, buen trabajo
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